De las cosas a tener en cuenta a la hora de enfrentarse a un tramo
sobre superficie de sucio, hay una que siembra temores por encima del
resto, los problemas eléctricos, y es que
si no te han fallado
las trencillas, no has corrido sobre sucio.
Algo tan sencillo
como las trencillas, puede arruinar la tarde si no han sido
correctamente acondicionadas. Dicho así, parece que sea necesario un
máster al efecto, pero lo básico no nos ocupará mas que unos pocos
segundos.
Unas trencillas bien deshilachadas evitan en gran medida un mal
contacto entre éstas y el carril metálico, así que lo primero que
haremos será buscarnos un alfiler, chincheta o instrumento similar
para éste efecto.
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Guía estándar y material a utilizar |
Procedemos al deshilachado, esto es: Romper poco a poco el entrelazado que trae
originalmente, desde la punta hasta alcanzar una cuarta parte de la
trencilla.
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Ya tenemos la primera casi lista |
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Trencillas deshilachadas |
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Comparación con unas de origen |
Para darle forma podemos ayudarnos de unas pinzas o simplemente
con los dedos, un ejemplo sencillo y eficaz es el siguiente:
Cogeremos 2 o 3 mm desde la punta y doblamos en un ángulo de entre
60° y 90°,
et voilà.
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Ya deshilachadas y con forma |
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Comparación con unas de origen |
Otro factor a tener en cuenta, es que para sucio las trencillas
deben estar secas, los aditivos suelen dejarlas aceitosas y si no
queremos amasar algo en la parte delantera de nuestro coche, es mejor
limpiarlas en seco. Una brocha, un lápiz de fibras o un simple
cepillo de dientes nos servirá.
Después de esto, solamente queda montar la guía en el coche y a disfrutar.
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